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Para iniciar el proceso de calibración es necesario definir previamente la “función objetivo”, la cual permitirá estimar la incertidumbre de las series de caudales simulados respecto a los observados.
La función objetivo es usualmente una medida de bondad de ajuste (error de balance de masas, coeficiente de correlación, eficiencia de Nash-Sutcliffe, etc), pero también puede ser una combinación de estas (dependiendo de la importancia que el investigador asigne a las diferentes medidas de bondad
de ajuste) recibiendo entonces el nombre de función “multiobjetivo”.
Usualmente, una función multiobjetivo (G) asume las siguientes formas:
donde i F son las medidas de bondad de ajuste consideradas dentro de la función multiobjetivo, mientras que i w son los pesos asignados a cada una de dichas medidas. Usualmente, no se hace distinción y se hace uso del término “función objetivo” para referirse a una función objetivo simple o a una multiobjetivo.
Dentro del proceso de calibración, es necesario “optimizar” el ajuste entre el modelo y los datos observados. La optimización se hace “minimizando” la función objetivo,
Un ejemplo de uso de la función objetivo es mostrado en la Figura 2. La serie de datos simulada no ajusta perfectamente con la serie observada; para mejorar el ajuste se propone utilizar el criterio de Nash (escalar o logaritmico) y el error de volumen. El efecto que tiene el criterio de Nash sobre la simulación es de “desplazar verticalmente” hacia arriba o hacia abajo toda la serie, mientras que el error de volumen permite desplazar horizontalmente la serie. Para el ejemplo mostrado, la combinación de estos dos criterios dentro de la función objetivo permitirá controlar mejor el proceso de calibración del modelo.
El uso de las funciones objetivo brinda un criterio analítico y objetivo para la definir la calidad de ajuste del modelo; sin embargo, este análisis debe ser complementado con un análisis visual.