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Un fluido se define como sustancia que se deforma continuamente bajo la acción de un esfuerzo. Según su respuesta a este esfuerzo podemos hablar de fluidos newtonianos y no newtonianos.
Un fluido newtoniano es aquel cuya viscosidad puede considerarse constante con el tiempo cuando se le aplica un esfuerzo cortante. Un ejemplo característico de este tipo de fluidos es el agua.
Por el contrario, un fluido no newtoniano es aquel cuya viscosidad varía con el tiempo cuando se le aplica un esfuerzo cortante, por lo que no podemos obtener un valor de viscosidad específico. Un conocido ejemplo de fluido no newtoniano sería una disolución de maicena en agua.
Los fluidos newtonianos se caracterizan por cumplir la Ley de la viscosidad de Newton.
El esfuerzo cortante es la medida del efecto que produce una fuerza paralela al área a la que se aplica dicho esfuerzo. La constante de proporcionalidad entre el esfuerzo cortante y la velocidad de deformación del fluido es la viscosidad. Ésta se define como la resistencia a la deformación de un fluido.
Podemos destacar 4 tipos de comportamientos principales:
Plástico de Bingham: es aquel que se comporta como un sólido hasta superar un cierto valor umbral de esfuerzo cortante. A partir de este valor comienza a fluir. Algunos ejemplos de comportamiento plástico son la mayonesa y la pasta de dientes
Dilatante: se produce un aumento de la viscosidad con la velocidad de
formación. Ejemplos de este tipo de fluido son la harina de maíz, la arena
mojada, etc.
Fluido newtoniano: existe una relación lineal entre el esfuerzo y la velocidad de deformación. Un claro ejemplo de fluido newtoniano es el agua.
Pseudo plásticos: se produce una disminución de la viscosidad, y del esfuerzo cortante, con la velocidad de deformación. Ejemplos de fluidos pseudo plásticos son algunas clases de pinturas.